“Los derechos digitales no son nada más que los derechos
humanos, individuales y colectivos, pero aplicados a Internet”
Diego Naranjo

Los principales derechos digitales
·
Acceso universal e
igualitario a Internet, sin discriminación de ningún tipo.
·
Libertad de expresión,
información y comunicación.
·
Privacidad y
protección de datos.
·
Libertad de acceso a
cualquier web o plataforma social.
·
Derecho al olvido.
·
Protección del menor.
·
Propiedad intelectual.
El espacio digital:
Las interacciones en los espacios digitales hablan de los
sujetos. Allí emergen deseos, intereses, experiencias, emociones,
contradicciones que forman parte de las experiencias de vida de las personas.
Un elemento que caracteriza el espacio digital es la toma de decisiones frente
a lo que se construye y publica a modo de contenido (texto, audio, vídeo,
imágenes, memes, música). El contenido, que puede pertenecer al campo de la
realidad o de la ficción, adquiere sentido en la medida en que se comparte y
aparece visible para otros. El reconocimiento, aquí visto, el intercambio con
otros, el ser importante para otros, en el mundo digital estaría representado
desde lo técnico con la “audiencia”, el “tráfico de visitas”, el “número de me
gusta”, el “número de visualizaciones”, los “fans” y los “seguidores”. No es un
simple asunto de estadísticas, es cómo se constituyen comunidades alrededor de
lo que un sujeto eligió como parte de su deseo y se materializa en la pantalla.

Regulación de prácticas digitales:
A medida que evoluciona, Internet parece necesitar de más
y más normas, lo que muchas veces entra en contradicción con su propia
naturaleza. Desde el surgimiento de Internet, se creyó que regularlo era
imposible: era un espacio inabarcable. Pero en los últimos años se ha observado
un incremento de las regulaciones tanto desde el punto de vista penal como
desde el técnico. La dificultad de tener control sobre Internet radica en su
naturaleza cambiante. Internet no es algo fijo, sino que varía como ninguna
otra cosa, lo que en la práctica vuelve dificultosa su regulación: las normas
creadas hoy pierden validez mañana. Hoy en día, los temas que más preocupan a
los usuarios en cuanto al uso de Internet son: la privacidad y la propiedad
intelectual y entre los temas más
discutidos hallamos los denominados “delitos informáticos”.


En la actualidad se está discutiendo a nivel gubernamental
la regulación de Internet a través de una iniciativa de ley para prevenir y
sancionar los delitos informáticos. Según lo informado por El Universal, el
proyecto denominado Ley Fayad propone tipificar delitos cometidos en Internet
como “terrorismo informático” y penarlos con 55 años de prisión y una multa de
uno 700 mil pesos. Según la Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D) este
proyecto es la peor iniciativa legislativa sobre Internet vista en México, no
solo por su deficiente redacción, sino porque las medidas propuestas
criminalizan los usos más básicos de Internet.
Límites y alcances de los derechos digitales:
La delincuencia de la
digitalización es el sobrepasar los límites legales definidos para las
actividades en el universo digital. Las enormes dificultades desde 1995 para
legislar sobre la problemática inducida por Internet y las tecnologías
digitales, se han ido resolviendo con lentitud, pero existe un punto
irreductible, insoluble, ya que una red descentralizada sólo se puede gobernar
con un auto-gobierno, no con un gobierno centralizado. Los gobiernos actuales
tienden a centralizar y convertir Internet en local y a suprimir
la neutralidad de la red. La gran mayoría de delitos
digitales son idénticos a los del mundo analógico, pero en al ámbito
del universo digital: contra la propiedad intelectual, el abuso digital
(o bullying o abuso sexual por medio de dispositivos digitales),
fraude, robo, destrucción de datos, contenidos (pornografía infantil), etc.
Normalmente son delitos cuyo objetivo o medio son dispositivos digitales. Algo
más complejo de catalogar es el hacking y sus derivadas. Wozniak, co-fundador
de Apple, fue un hacker, pero en aquellos tiempos, se refería a
ingenieros, muchas veces autodidactas, capaces de montar aparatos digitales y
ordenadores, mediante el bricolaje de circuitos electrónicos. Incluso hacker se
ha utilizado para denominar a programadores de código libre.
La
definición racional de los límites negativos de la ética, los delitos y las
enfermedades digitales, es el camino imprescindible para una digitalización
sostenible. Un paso más allá de sus inicios salvajes.
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